martes, 16 de julio de 2013

Capitulo 9: Discusiones

Aquí está el capítulo como se los prometí hace unos minutos ¿O segundos? no se... bueno la foto que puse no queda muy bien pero es lo único que encontré bueno igual espero que les guste el capítulo

Y LO MAS IMPORTANTE COMENTEN PORFAVOOOR


Me quedo de pie observando los distintos puestos sin decidirme a cual ir, suelto un bufido exasperado con ganas de volver a la planta número doce, la verdad me da flojera entrenar pero después de la pele acuática con Daniel tengo que hacerlo, me percato de que alguien posa sus manos en mis hombros, me tenso enseguida.
— Parece que no quieres entrenar ¿Y si volvemos a la planta?— Me susurra Daniel.
— A entrenar… o voy por otra almohada.
— Vale, vale.
Doy un suspiro deseando hacer lo que me pedía mi amigo pero al final me dirijo al primer puesto de entrenamiento obligatorio y Daniel me sigue de cerca, poco a poco vamos aumentando la velocidad y se convierte en una carrera, termino en primer lugar y me detengo un segundo antes de chocar con el resto de los tributos.
— De verdad debes entrenar— Le digo con una sonrisita.
— ¿Segura?
— Si, no creo que quieras quedarte atado a la copa de un árbol durante todos los juegos.
— ¡Doce tu turno!
 Refunfuño al escuchar la voz de Atala, subo hasta las cuerdas que debo cruzar sin ningún problema, sigo refunfuñando, empiezo a cruzar rápidamente para pasar a algo más divertid cuando observo a Daniel mirarme desde abajo con una sonrisa, esta no es la primera vez que pasa algo así, hace unos meses me metí en problemas por ponerle tinta china en el asiento a mi odiosa profesora de inglés, Daniel intentó ayudarme echándose la culpa y ambos quedamos castigados, el día del castigo después de almorzar yo estaba en el segundo piso junto a un barandal que daba al patio interior, entonces recibí un wathsapp diciéndome que mirara hacia abajo, me encontré con la misma mirada y sonrisa de ahora y ahora, al igual que ese día se me acelera el corazón al verlo, me encuentro tan distraída que estoy a punto de caer, me aferro a las cuerdas y cruzo aún más rápido que antes, al llegar abajo me encuentro con Cato que me conduce al puesto de camuflaje, al llegar allí me obliga a apoyarme en un árbol, saca una pequeña daga y la acerca poco a poco a mi cuello, yo decido no hacer nada, si nos descubren, lo que debe estar a punto de pasar, quedaré como la víctima, ahora mismo se acerca alguien ¡Daniel! Suelto un gruñido y le doy una patada al profesional en la espinilla, luego, sin dejar de gruñir, cojo a Daniel con fuerza del brazo y lo llevo hasta el centro del gimnasio.
— ¿Por qué fuiste hacia allá?
— Porque vi como Cato te llevaba y sabia que te iba a hacer algo.
— No necesitaba tu ayuda.
— Eso no evita que me preocupe por ti, eres mi mejor amiga.
— Pero sabes que detesto que me ayuden, además si sigues intentando ayudarme, cada vez que lo intentes en la arena podría significar tu muerte.
— Lena no puedes pedirme que me quede de brazos cruzados mientras alguien te hace daño.
— Podré arreglármelas, nunca has tenido que defenderte ni has aprendido a hacerlo, solo empeorarías todo.
— Aún así voy a ayudarte.
— Piénsalo Daniel, no sabes nada de defensa personal y solo hay tres días para entrenar.
— Eso bastará.
— Daniel…
— Mira vuelve a la planta y descansa aunque sea por hoy, yo me quedo entrenando.
— Vale— cruzo los dedos en la espalda y simulo salir del gimnasio, cuando Daniel no me ve me escondo en el primer puesto que veo.
Me quedo observando los entrenamientos un buen rato hasta que observo como Cato empieza a molestar a mi amigo, avanzo al puesto de espada con cuidado de que nadie me vea, saco dos espadas exactamente iguales y poco a poco conduzco a ambos a un lugar fuera de la vista de los vigilantes y de Atala, cuando ya estamos completamente ocultos salgo de mi escondite, le entrego una de las armas a Cato y me sitúo en frente de él.
Empezamos un combate de espadas, me doy cuenta de que el profesional no es tan bueno como me imaginaba, combatimos una rato, solo para poder divertirme, aunque al final me aburro y empiezo a luchar de verdad, no tardo mucho en quitarle su arma y presionar levemente su cuello con mi espada mientras él se apoya en la pared, suelto una sonrisa de suficiencia.
— ¿Seguro que eres profesional?
— ¿Segura que eres del doce?
— ¿Quién sabe?— Mi sonrisa va aumentando— Ahora si nos vuelves a molestar me encargaré de que tengas un pequeño “accidente” en el puesto de espadas.
— No tendrás tanta suerte en la arena.
— ¿Quieres apostar?
— Vale, si logras salir del baño de sangre dejaré una mochila llena de lo que sea útil que encuentre en la cornucopia en algunas de las placas durante la noche, entonces podrás cogerla mientras cazamos al resto de los tributos, si eres lo bastante lista para no toparte con nosotros antes.
— Por nosotros te refieres a Clove, Marvel y Glimmer ¿Verdad?
— ¿Marvel y Glimmer?
— Los del uno.
— Vale, será un placer ganar esta apuesta— Digo mientras le extiendo mi mano, él la estrecha.
— Trato hecho.
— Ahora Daniel— Digo volviéndome hacia mi amigo—, deja de meterte en problemas y a entrenar— lo cojo del brazo, ahora con menos brusquedad que antes y lo llevo al primer puesto que debe conocer, las plantas comestibles, después tengo planeado mostrarle algunos nudos y luego buscar un arma para él.
— Tienes esa apuesta ganada— susurra mientras mantiene su vista fija en las plantas.
— Tal vez.
— ¿Tal vez?
— Sí, creo que si alguien intentara matarte en el baño de sangre no me fijaría mucho en mí e intentaría ayudarte y… si no me concentro tengo la lucha perdida.
— Basta de querer ayudarme.
— Tú eres quien estaba diciendo que no podrías quedarte de brazos cruzados si alguien me intentara hacer daño, pues yo tampoco puedo dejar que te lastimen.
— ¡Lena de verdad basta!— Puedo notar el enojo en su voz— No sirvo para nada, de alguna forma no voy a durar ni para verte sacar esas bayas, mejor concéntrate en Rue que ella no es un caso perdido.
— Te estás pareciendo a Peeta, necesitas más confianza, además con mi ayuda vas a aprender bastante en estos días.
— Gracias…—Sigue algo deprimido así que le doy un abrazo de oso, como siempre he hecho, logro sacarle una sonrisa— sigues siendo la misma niña tierna de ates, solo que ahora puedes dar miedo.

— La verdad si doy miedo, solo espera a ver lo que te espera gracias a la aventura acuática de la planta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario