jueves, 25 de julio de 2013

Capítulo 10: ¡Fue una simple pelea!

Mis queridos tributos!!!! Ya llegó el capítulo 10, ojala les guste como siempre les pido Comenten por favor
Nota: En vez de foto hoy subí un video que muestra como se hace el nudo margarita, Daniel se enreda en el momento 0:09
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Después de nuestra pequeña conversación le pido a Daniel que me acompañe al puesto de nudos, al llegar saco un trozo de cuerda y empiezo a mostrarle los nudos básicos que aprendí de pequeña en los scouts, el As de Guía que sirve para escalar o atarte a un árbol, el leñador, como su nombre lo dice para atar leña, el pescador, para unir dos cuerdas, también le enseño el margarita, no recuerdo para que sirve, el llano todo el mundo lo conoce así que no se lo enseño, es simplemente un doble nudo, y el ballestrinque, podría servir para… en realidad en la arena no tiene mucha utilidad, se usa para asegurar una cuerda a un poste, no nos sería muy útil, pero me divierto mucho haciendo nudos, le entrego la cuerda y empieza a hacer sin problemas el nudo sin nombre, luego pasa al leñador, el pescador, el As de guía y por último pasa al margarita, en este último se complica e intento ayudarlo.
— No te preocupes, siempre el más difícil es el margarita.
— Espera… ya casi lo tengo— cada uno tira de un extremo y terminamos con las manos amarradas, le dedico una sonrisa a mi amigo cuando escucho las risas burlonas de Cato, Marvel y Glimmer.
— Ahora me las van a pagar.
Prácticamente arrastro a Daniel hasta el puesto de cuchillos donde corto la cuerda, lo dejo ahí y me voy a buscar a los profesionales, a Marvel y a Glimmer los tomo de los brazos y a Cato de la camiseta, los llevo al centro del gimnasio y empiezo a gritar enfurecida, Cato alza una espada, vale actuar con la ira hirviendo no es buena idea, el profesional que más odio intenta hacerme un corte pero lo esquivo y saco una espada, otra pelea más, esta vez Cato está cegado por el odio y yo trato de mantener la cabeza fría, Marvel y Glimmer observan sin mover un dedo, Clove y Daniel son los primeros en acercarse, seguidos del resto de los tributos, aunque me sorprende que ni Atala ni los vigilantes vengan a intervenir, les echo un vistazo a estos últimos que parecen disfrutar del espectáculo, observo a cada uno de ellos.
— ¿Qué es tan divertido?— Les grito enojada, me distraigo de la pelea y Cato me hace un corte en el costado, de esta no sale, me abalanzo y termino sobre él con la punta de la espada apuntando a su corazón, alguien me levanta y empiezo a forcejear, la persona que me sujeta me obliga a soltar la espada.
— Malena ya basta— Me quedo helada, nunca me ha llamado por mi nombre, solo en bromas, ahora su voz es fría y autoritaria.
— Daniel suéltame.
— No vas a hacer otra estupidez como ahora, mejor vámonos.
¿Irnos? ¡No! Necesito enseñarle más nudos, debo encontrar su arma ideal, también intentar mejorar su resistencia, cada segundo es necesario, no podemos irnos, intento zafarme pero me sujeta por la cintura y no quiero hacerle daño, así que dejo que me lleve hasta el elevador, en el camino hasta la planta número doce no dice ni una palabra, lo que me asusta, poso mi mano en su hombro para llamar su atención pero hace como si no existiera, decido agachar la cabeza hasta llegar hasta nuestra planta, poder encerrarme en mi habitación y maldecirme por lo estúpida que soy, cuando por fin el elevador se detiene me dispongo a salir corriendo pero Daniel me sujeta por los hombros y me lleva hasta el sofá, me obliga a sentarme y revisa el corte que me hizo Cato, mi amigo mantiene una mirada fría que me asusta, le pide a un avox un botiquín, en cuanto vuelve con lo que le pidió Daniel este mi quita la camiseta para curar mi herida, limpia el corte y lo venda, luego me vuelve a entregar la camiseta y me la pongo sin abrir la boca y ambos nos quedamos sentados en silencio, observo a mi amigo durante un rato, tratando de descifrar lo que le sucede, doy un suspiro al no descubrir nada y él se vuelve preocupado.
— ¿Pasa algo?
— Solo que no sé porque ya no me diriges la palabra.
— Lena escucha… Solo te estás consiguiendo problemas en la arena, perdón por no hablarte pero he estado pensando cómo arreglar lo que sucedió hoy, de verdad no quiero perderte.
— Voy a estar bien, no me metería en algo que sé que no puedo controlar.
— No pensabas mucho cuando fuiste hecha una furia por los profesionales.
— Ya sabes que no soporto que se burlen de mis amigos.
— Sí, lo sé— Dice suspirando.
— ¿Qué sucede?
— Nada, mejor quédate descansando esta vez, voy a entrenar.
Agarro su muñeca como una niña pequeña que no quiere que su padre se vaya.
— No te vayas.
— Lena, ambos sabemos que si no quiero entorpecerte debo entrenar.
— Entonces voy contigo.
— Vale, nada de entrenar por hoy.
Sonrío victoriosa mientras me obliga a recostarme en el sofá y se sienta en la alfombra a mi lado, me sonríe y me voy relajando contenta de que mi amigo haya vuelto, termino por quedarme dormida pero  unos segundos antes, no sé si será mi imaginación, pero noto como se acerca y me besa, puedo sentir como se me acelera el corazón pero el sueño me vence y me quedo dormida.
No tengo ningún sueño, no hay nada que me altere, hasta que unos ruidos me despiertan y veo a Haymitch como siempre sin hacer algo que nos pueda ayudar.
— ¿En que estabas pensando?— Me reclama.
— ¿Qué?
— No te hagas la inocente, cuando te peleaste con ese tal Cato del distrito dos.
— ¿C-cómo lo sabes?
— Los vigilantes lo hicieron público y todo Panem ya ha visto la grabación.
— Fue una simple pelea.
— ¡Un simple pelea! ¡Primero: Dejaste bien claro que sabes usar la espada y segundo: Te ganaste el odio de los profesionales!
— ¿Y eso qué?
— ¡Me rindo, no hay caso contigo!
Sigo medio atontada por el sueño y no puedo pensar con claridad, observo cómo se abren las puertas del elevador y aparece Daniel.
— ¿Qué haces tú aquí? aún es muy temprano— Haymitch se me adelanta, aunque con un tono muy diferente al que yo habría utilizado.
— Nos dejaron salir antes, así que calma— Luego se acerca al sofá donde sigo medio tumbada medio sentada y me dedica una sonrisa— ¿Ya despertaste dormilona?
— Eso creo— Se ríe por lo bajo con mi respuesta y me aparta unos mechones de pelo del rostro, sin darme cuenta ya estoy entre sus brazos mientras me acaricia el rostro.
— ¿Dormiste bien?
— Si, así que te fuiste a entrenar… ¿Cómo te fue?
— Demasiada calma, se notaba tu ausencia.
— ¡Hey!— Le doy un golpecito en el brazo, aunque un bostezo me interrumpe.
— ¿Quieres seguir durmiendo?
— La verdad… sí.
— Vale—Me toma en brazos y me lleva hasta mi habitación, luego desaparece por la puerta y vuelve con una bandeja llena de comida y un par de tazas de chocolate caliente, se sienta a mi lado y me entrega una taza.
— Gracias.
— No hay de qué.

Cuando termino deja la bandeja en el piso, me abraza y nos quedamos dormidos.

1 comentario:

  1. Te nomine a unos premios, pasate por mi blog
    eldiariodeanniecresta.blogspot.mx

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